Colombia ya es uno de los países más peligrosos en el mundo para defensores del medio ambiente, con un récord de 65 asesinatos registrados a lo largo de 2020. Así se desprende del último informe publicado por la ONG Global Witness a mediados de septiembre. Un tercio de dichos ataques estuvieron dirigidos a personas indígenas y afrodescendientes, mientras que alrededor de la mitad afectaron a pequeños agricultores en transición a cultivos legales. En muchas de las zonas más remotas del país, los grupos paramilitares y criminales han aumentado su control a través de la violencia contra las comunidades rurales y la falta de acción estatal para protegerlas. 

El incremento en los ataques a defensores/as del medio ambiente, conviven además con el recorte en los programas de protección de líderes/as sociales que se ha venido registrando desde el inicio de la pandemia. En conclusión, las personas que protegen sus tierras y su medio ambiente se encuentran cada vez más en el foco de esta violencia y más aún los que buscan resguardar el uso de tierras indígenas. 

Los programas del gobierno de sustitución de cultivos de coca, aspecto clave del Acuerdo de Paz, estuvieron relacionados con 17 ataques mortales en 2020. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) reveló, en la misma línea, que grupos armados han asesinado a más de 611 líderes ambientales desde su firma en 2016. De los asesinados, se contabilizaron 332 miembros de comunidades indígenas, 75 afrodescendientes, 102 campesinos/as y 77 integrantes de juntas de acción comunitaria.